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Mostrando entradas de octubre, 2008

El beso

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Ama hasta que duela, hasta que sientas los huesos desnudos y el dolor se ampare de tu corazón.

Trayecto corto

Caras arrugadas en cristales vacíos. Mis ojos se mueven rápidos, huidizos, escurridizos, zigzagueando entre los ojos adosados a cuerpos inertes en la inercia del traqueteo. Hago como que miro... más allá de las lunas auxiliadoras, que muestran un paisaje movedizo, casi mortalmente absorbente, nocturno y moribundo. El aire se enreda de alientos ajenos, olores que no excitan las feromonas, perfumes que asfixian. Una pequeña humanidad se condensa, a veces se enlata, adoptando formas geométricas contra natura. Pero afortunadamente, hoy no es así; aún corre aire entre las carnes. Miro de soslayo una cara vieja que se postra de pie a mi lado. Me incomodo. Decido observarla en el reflejo sombrío de la ventanilla. No tiene tantas arrugas como me pareció, pero su rostro de cuencas oscuras se me antoja como un animal herido, un animal de garras desafiladas, de un instinto menguado del que sólo queda la mirada rencorosa, desafiante y cansada. Observo en la calle otro hombre que mira a un joven q

De mis pesares...

El silencio se hace en la casa. Si se presta atención, se escuchará el suspiro de las paredes descansar. Escucho el silencio como si de música de tratara. Se paraliza el espacio. Se respira. Pronto se romperá el encanto. Las puertas se abrirán y cerrarán. Entrarán y saldrán. Huirán y buscarán. Los pasos hundirán el caliente suelo. El silencio de nuevo se romperá. Y la calma morirá. Y yo regresaré al letargo, profundo de mis sentimientos cansados, de mis pesares, que no se curan con un vaso de té. Al que lo quiera entender. Sobre todo lo del "té". Dedicado especialmente a cris.

Esa noche

Niebla, de ínfimos vahos en ojos saltarines de negro en negro, enmarcados en la misma ventana durante trece horas y treinta y cuatro minutos, mientras pupilas dilatadas en el sueño profundo del recuerdo, zozobran el pensamiento dado a destiempo. Aromas, de infinitas sutilezas, rancias notas, manidas personas, respiro, absorbo, destilo sentimientos planchados y guardados, acaso ya apolillados por polillas de rojas y grandes alas agrietadas, rotas por fin, interrumpidas por el parpadeo monótono en el profundo cristal. Lenguas, que quisieran salir corriendo de la oscura y húmeda caverna afilada, buscan otras lenguas en la misma situación, presas entre barrotes blancos, a veces sucios a veces rotos, pero no escapan, se tensan a lo largo de su ser con sus papilas abiertas al aliento, rebotando al paso del aire modulado. Reverberación muda, se torna aburrido, áspero, callado y pausado, dormido, chillando hacia adentro, igual, indiferente, ausente a los demás, tanto para todos nada para sí. Y

Viento

Rememorando viejos sentimientos... Una vez escribí: No me dejo ser lo que soy, porque más de una vez me lo arrebataron. Para eso me lo arrebato yo. Sentí el escalofrío de la oscuridad del miedo que se albergaba en esa mi oscuridad. Siento que me equivoco, lo siento. Pero ignoro que sea cierto. Quisiera quererte como te puedo llegar a querer; pero la profundidad de la indiferencia que quiero amparar me da vértigo. En el suspiro me lleno de impotencia. Observar,te. Pierde, me. Confusión no resuelta con palabras, sino con tiempo transcurrido en palabras intentadas. Esperando... ¿a qué? Quisiera yo saber; dónde deje a Confianza abandonada sin querer. Creo que se perdió cuando el sol se puso... Negada a Ser, a cambio de que no duela. Últimamente hace viento. Viento fuerte. Tal vez en un arrebato de ira me arrancó lo poco que yo tenía. Una sonrisa, una ilusión, la alegría de cada día... Algún día aplacará y espero que no llevase muy lejos mis cosas, por si acaso las encuentro.

sin ganas de nada

La sopa estaba espesa, algo no fluía bien en el ambiente. Un calor sofocante le subió desde el pecho hasta la cara, se incrementaba por el foco de luz asfixiante al que se sometía. El carácter era un tanto indiferente desde días atrás, un tanto reacio quizás, con una vaga irritación, una vieja irritación más bien. Aun así le parecía muy extraño que la sopa fuera tan espesa, le llegaba a repugnar. Pero se la tomó. Intentó librarse por un momento de todos esas ideas que le aturdían el pensamiento constantemente, pero fue en vano. Cuando se hocicaba con un tema le era muy difícil dejarlo. Pensaba en qué podría escribir para aquella ocasión y, por otra parte, en cómo podría solucionar la situación añeja, la cual no debería afectarle como le afectaba. Pero ahí estaba, devanándose los sesos, escudriñando las palabras que diría, imaginando qué efectos producirían esas palabras... y mientras, miraba unos papeles con una serie de premisas que le decían cómo era su personalidad. “Tonterías” pens

s/t

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Como un pozo de luz mortecina aparecía el sol entre esas nubes aún dormidas en la temprana mañana. Caminaba por el negro asfalto, por el profundo silencio que impera en las montañas que rozan el cielo.

Durará todo lo que tú quieras que dure

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Cada vez que la miro siento mi miedo y mi rabia en su carne. Siento los ojos agarrotados en el infinito frunce y la desgana profunda junto con el improbable simulacro de una sonrisa verdadera. Me difiero, en que he conseguido atisbar la puerta entreabierta, por la que brotaré fluida en mi calma dormida, con mis sentimientos sobre la piel cálida por la sangre nueva. Siento que mi pecho exultante late todo entero, lleno de fuertes esperanzas y victorias saneadas.

Reflejo

Adoré sin saber el reflejo maldito. Maldije sin saber mi propio reflejo. Tomo conciencia de lo que fui, soy y seré. Que rompí palabras como piedras, contra la cara arrugada que es puro futuro añejo. Quise ponerme de cara a la pared, quise rayar lo feo, quise pulir lo perfecto, lo que siempre es así. Ya no hay luz para este espejo sucio, sólo hay luz para mis ojos. Me encontré frente a mí, sin yo saber ni querer, que era mi propio cuerpo, dolorido y triste, retorcido por su naturaleza, oscuro. Sin embargo, llego a comprender. Que sólo quiero ser lo que no veo, sino lo que siento dentro, aquello escondido bajo capas de penas. Aquello que ríe, sueña y ama. Quiero ser alma que se mueva por su propio corazón, que corra la sangre por las venas y los nervios me sacudan. Sólo quiero tener conciencia, de que soy solamente yo y nadie más.

cuentecillo

En una noche despejada una estrella en el cielo del mar se perdió. Corrió presurosa y asustada por todo el firmamento. Pensaba que las demás estaban escondidas o que la habían abandonado. Jadeante, tintineaba cada vez más deprisa y cayó al mar desfallecida. Los marineros la encontraron divagando sin rumbo. Viendo que estaba perdida, la recogieron. La estrella les ayudó a llegar a buen puerto, mientras los marineros mantenían su luz. Quedó agradecida por no dejarla abandonada y decidió recompensarlos. Guiaría a los marineros perdidos en el mar, prestando su luz en la noche. La subieron a lo más alto del puerto donde podía contemplar el infinito mar.

muerte a la carta

Sobre una noticia hace tiempo... Escuchando el tick tack de mi reloj de pulsera, escuchando con atención su pulso, cuando éste es imperceptible en la realidad egoísta. El rostro se me queda petrificado en una mueca de horror al oír de fondo lo noticia. No entra en mi cabeza la magnitud de la deshumanización que sufre la gente. Cómo a estas alturas, a una persona se le puede matar metiendo conscientemente veneno en sus venas. Conscientemente. La sangre se nos hiela frente a la ferviente intención de ética humana. Cada vez veo más difícil cambiar o dar significado a algo o simplemente ser humano. Treinta años encerrado es mucho tiempo para arrepentirse y sufrirlo en carne, para además quitar la vida de esa manera tan mortal y deshumana. Treinta años machacando a una persona, destrozada por dentro y ya cuando no es persona, el veneno termina de corroer lo que queda, lo poco que queda. Cómo darle a elegir la última voluntad. Conceder la última voluntad a una vida, cuando ¡toda la vida es

Con razón...

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Remolinos en el aire. Calles vacías. Conversación vacía. Vacía. Es todo lo que me queda en este tiempo vacío. Abro las manos y lo que retengo es vacío. Mi boca está vacía. Mis ojos vacíos. Mi pecho y mi cabeza vacíos. Mírame, no soy nada. Si acaso un cúmulo de cinco sentidos para poder sobrevivir en este remolino de aire en el que me ha tocado vivir. Seis, si me apuras y con suerte. Lo justo y necesario para seguir siendo nada. ¿Dónde busco ese algo? ¿Algo que me permita... ser algo?

Un día absurdo lo tiene cualquiera

Esto comienza así, de repente... Qué hay nuevo desde que la vida es vida, desde que la vida es un ciclo continuo. Es la misma historia, con los mismos deseos, anhelos y frustraciones, fracasos, dolores y miserias, los mismos amores, idealizados, platónicos, correspondidos, rechazados, esperados, apasionados... Todo llega a resumirse en un suspiro aburrido, con el que se piensa fríamente en todo, en qué poco sentido tiene todo y todo el fulgor con el que nos descarnamos. ¿Para qué? Si todo lo que poseemos, si es intelectual, lo absorverémos y con desdicha o fortuna un día lo olvidaremos. Si poseemos bienes materiales tendremos por seguro que lo perderemos. Son más impropios que nuestros, ya que están en continuo momento de desaparición. Y nosotros, ilusos, los queremos como apéndices de nuestros sentimientos. Mirado esto desde la posición en la que estoy ahora mismo, se ve ridículo. Es más importante y grande el amor a una persona, o incluso el odio. Hay que trabajarlo siempre, cada día