Las palabras se quedan cortas

Después de todo, de tanta palabra dolida, de tanto suspiro quejoso, de tanta punzada retenida, después de todo eso, me libero y descamo la costra que recubre mi piel. Debajo se esconde la otra piel que nunca miré, que no aprecié, que no supe querer. Se me expande el pecho al respirar y siento la certeza de que voy por buen camino, que me doy cuenta dónde acaba la piel muerta y dónde brota la viva. Sobre todo, amar, pero de verdad, con calma, disfrutando, lo he intuido, lo he probado y sé que quiero eso.

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