Hilo de tonos azules
Sumergida
en esta penumbra de tonos azules, el frío invade mi ser. Tus ojos no
dejan traspasar la poca luz que pueda dar este mundo infecto. Paso la
mano por la polvorienta piel, dejando perfectos surcos en una piel casi
mortecina. La sangre se agolpa en las venas rabiosas y son malos estos
tiempos para creer en la felicidad. Constructo. Pensamientos mordaces
arman un día tras otro y aniquilan toda sed de ser diferente. Una idea
se plantá en tu alma y brota... surge con la fuerza de la fe, rompe con
la débil mirada cálida con la que se pudiese mirar al horizonte. Y
sigues ahí, de pie, esperando a que acaben contigo, porque nadie plantó
jamás la voluntad de ser tú el dueño de tu vida. De qué quieres ser
dueño entonces... Y así, sumergida en los azules que se tornan grises,
acuno el miedo, rozando la locura, el sentimiento negro que te hace
vislumbrar que puedes perderte, el tsunami que te arrasa toda calma, lo
que te arrastra al vacío sabiendo que no tendrás sostén para tus
rodillas. Me tambaleo en un fino pensamiento que quiere hacerme ver lo
bello de estos azules, pero... el abrazo se rompe, las palabras quiebran, el tiempo es infinito y la desidia es el universo. Deseo congelarme en este azul y dejar de sentir el dolor de la incomprensión.
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