(Sin título)

El tiempo se paró en una fecha y hora, en definitiva en unos números determinados. Esto no significa nada. A partir de entonces, nada existe, nada se crea, nada cuenta. La destrucción es lo único que se autoconfiere. El pensamiento es lo que transgrede a través de ese caos destructivo, más allá de las palabras y del aliento. Asi que toda materia se transforma, esta galimatía comienza a nomar creándose de nuevo.

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