Me fundí en lo indescifrable, en el perdón, en la paz, en los te quiero, en el cuidado, en las sonrisas. U na sinceridad que quemaba la piel y me liberaba. No sentía el más mínimo rencor. Vivir con esa carga no me iba a hacer llegar muy lejos. Aprendí, y solo voy a decir que aprehendí, el valor real de esa palabra, que me grabé a fuego todas las enseñanzas en mis valores y me hace ser mejor persona hoy, despierta. Por alguna extraña razón, lo que sea nos puso en la vida de la otra. No creo en las coincidencias azarosas, aunque a veces no les encuentre el sentido. Pero, después de tantos años, con éste abrazo lo veo claro. Gracias por despertarme.
A veces desearía que la tierra realmente me tragase y no me escupiese nunca. Devorara mis huesos y me arrastrara por sus estrechas gargantas, me desintegrara y me digiriera en su jugo de fuego para hacer florecer los más bellos sentimientos ajenos. A veces lo deseo.
Sumergida en esta penumbra de tonos azules, el frío invade mi ser. Tus ojos no dejan traspasar la poca luz que pueda dar este mundo infecto. Paso la mano por la polvorienta piel, dejando perfectos surcos en una piel casi mortecina. La sangre se agolpa en las venas rabiosas y son malos estos tiempos para creer en la felicidad. Constructo. Pensamientos mordaces arman un día tras otro y aniquilan toda sed de ser diferente. Una idea se plantá en tu alma y brota... surge con la fuerza de la fe, rompe con la débil mirada cálida con la que se pudiese mirar al horizonte. Y sigues ahí, de pie, esperando a que acaben contigo, porque nadie plantó jamás la voluntad de ser tú el dueño de tu vida. De qué quieres ser dueño entonces... Y así, sumergida en los azules que se tornan grises, acuno el miedo, rozando la locura, el sentimiento negro que te hace vislumbrar que puedes perderte, el tsunami que te arrasa toda calma, lo que te arrastra al vacío sabiendo que no tendrás sostén para t...
Comentarios