cicatrices

Las cicatrices son perfectas. Una vez hecha la herida la costra que la solapa poco a poco en el tiempo, la recubre impecablemente en toda su longitud y anchura. Es dura y cambia de color en las distintas fases ¿de curación? De recordatorio a fuego. La postilla se irá despegando lentamente, con picos y escozor, y la tentación de arrancarla es cada vez mayor. La ilusión de ver cómo quedará finalmente la cicatriz es desbordante.

Si te fijas verás la piel tensa en rededor de la costra sucia, parte de la carne inflamada y roja. Es carne mortecina, pero es perfecta. Después de todo quedará una bien presentable y orgullosa cicatriz digna de ser exhibida, digna de ser recordada.
Quizás la carne nueva se hinche hacia afuera y quede en relieve o quizás se forme una curiosa depresión en la piel.

Son hermosas. Algunas ya olvidé porqué están ahí pero otras las tengo tan presentes que no puedo ver lo bonitas que son.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Y no te olvides de aquellas que cuando nos las hacemos y están cicatrizando, por el picor, por la simple molestia de la costra, por la impaciencia...la arrancamos y con ella dejamos un pedazo de carne tierna y nuevamente se formará otra cicatriz, de una cicatriz, empeorando o mejorando su belleza...
excelente reflexión :P

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