caperucita ancianita
Los años no pasan en balde y si no que se lo digan a Caperucita. El camino a casa de su abuela, ahora la de su madre, era ya largo y tedioso para sus huesos. El caso es que la abuela, tras continuos ataques por parte del lobo, se hartó y resolvió irse lejos, muy lejos. Entonces la madre de Caperucita, para no dejar aquella hermosa casa a merced del tiempo, decidió irse a vivir allí y ya por fin dejar independencia a Caperucita. Pero la rutina continuaba y varios días a la semana tenía que ir a ayudar a su madre, que también estaba ya muy anciana. Aquel lugar seguía igual que siempre, el bosque tendría otros tantos años más pero se cuidaba muy bien. Aquel era un día especialmente caluroso de principios primavera, Caperucita iba como podía por el tortuoso largo y trabajoso camino de siempre. El silencio era sobrecogedor, pero Caperucita ya estaba acostumbrada. Al llegar a casa de la madre, notó que estaba demasiado silenciosa, ni siquiera oyó la voz de su madre; quizás estuviera dormid...